"Hay cosas encerradas dentro de los muros que si salieran de pronto a la calle y gritaran llenarían el mundo". Lo dijo Federico, el poeta, el que conoció el frío en el calor de una noche de agosto del treinta y seis.

Tras los visillos de mi ventana, de una ventana cualquiera que se abre, que se cierra, que refleja, que se entorna, que permite soñar interiores, descubrir intimidades, desde la que se atisba, desde la que se observa...
Unas veces se abrirá más y otras menos; cerrarse, no creo que se cierre nunca. Unas veces el visillo tendrá un dibujo y otras veces otro. El cristal un día será de un color y al siguiente de otro. Habrá mañanas que se vea desde la calle y tardes desde dentro. Noches con luz y días apagados. No sé lo que se verá mañana: una opinión, una experiencia, una fotografía, una vivencia en la montaña, una receta de cocina, el último vino probado, la última ciudad visitada, la calle de un pueblo, un libro terminado, una mirada que se cruzó. ¡Pueden ser tantos los motivos para escribir unas líneas y compartirlas!
Así empieza este proyecto. Un camino sin mapa, un viaje de letras y de imágenes de etapas y destino desconocidos.