domingo, 2 de febrero de 2014

Formación y deontología periodística


Reconozco que puedo llegar a ser aburrido, reiterativo, pero diecisiete años de trabajo en el ámbito de la formación en el empleo pesan mucho. Pero más pesan aún los buenos profesionales despedidos y los recursos destruidos. Ya es bastante desgracia tanto desmán en nombre de la omnipresente crisis -una incoherencia siendo la formación una política activa de empleo y de mejora de la competitividad- como para seguir soportando la difamación indiscriminada.

Dice el Código Deontológico Europeo de la Profesión Periodística en su artículo 30: “En el periodismo no se debe confundir lo conflictivo o espectacular con lo importante desde el punto de vista informativo.

Y dice el diario El Mundo del día 31 de enero que “Los cursos de formación no sirven”. Y no es una parte del texto de una noticia: es el titular del artículo. Un artículo que se basa en un estudio cuyos “…demoledores resultados fueron en su momento puestos en conocimiento de sindicatos y patronal en el seno de la fundación…” y me permito añadir: y puestos en conocimiento de toda la ciudadanía, incluidos los periodistas, puesto que ese informe está publicado en la página web de la Fundación Tripartita desde hace mucho tiempo. ¿Podría deducirse que el concepto de actualidad es variable según qué intereses?

Basa El Mundo su titular y prácticamente todo el artículo en unos datos que indican que “…un 87,5% de los trabajadores que participaron en ella [la formación] concluyeron que no se había producido cambio alguno en relación con el trabajo que venían desempeñando. En el caso de la formación de la demanda, el poder de transformación resultaba aún más limitado: sólo un 9,5% de los trabajadores encuestados afirmaron que la formación había generado alguno de esos cambios.
La evaluación del impacto de formación también distingue entre el tipo de plan en que tomaron parte los encuestados. Y los resultados fueron igual de homogéneos y mediocres: Planes Sectoriales (12,75%), Planes Intersectoriales (10,47%), Planes de Economía Social (13%) y Planes para Trabajadores Autónomos (11%).
” Esta serie de datos aparece de forma casi textual en las páginas 148 y 149 del informe citado..

El ya mencionado código deontológico expresa en su artículo 4 que: “La emisión de noticias debe realizarse con veracidad, a través de las actividades verificadoras y comprobadoras oportunas y con imparcialidad en la exposición, descripción y narración de los mismos.”; y, en el 6 que “La opinión referente a comentarios sobre acontecimientos o acciones de personas o instituciones, no debe intentar negar u ocultar la realidad de los hechos o de los datos.

Yo me pregunto si la omisión de información no será una forma de restar veracidad a la noticia o si no será una forma de añadir parcialidad e intencionalidad.

Y me lo pregunto porque en la misma página del informe en la que El Mundo encuentra los datos que sustentan su titular aparece, por ejemplo, que entre un 26,1 % y un 38,6 % de los trabajadores encuestados, dependiendo del tipo de planes de formación, han realizado después de haber recibido la formación más funciones o tareas (sin promocionar). Dato éste que debería inducir alguna reflexión.

El diario en cuestión no sólo omite información, sino que incurre en falsedad: “…Pero todos estos discretísimos porcentajes de aceptación están referidos a los resultados de las evaluaciones de 2011. En la correspondiente a 2010, la Fundación Tripartita extrajo incluso que las acciones impulsadas desde la propia empresa «no generan impacto»”. Los datos que cita El Mundo son de un estudio correspondiente a las convocatorias 2007-2008 y 2009 y la frase “no generan impacto” está descontextualizada.

Pero la omisión de información por parte del periódico va mucho más allá de los datos citados: el estudio, de 175 páginas, expone resultados de más cincuenta indicadores, entre los que se encuentran que algo más del 80 % de los encuestados afirman que “la acción formativa aportó a los participantes los contenidos que necesitaban”; que, también, más del 80 % califica “bueno” o “muy bueno” el grado de ajuste entre contenidos y necesidades o que similar porcentaje otorga la misma calificación al grado de aplicabilidad en el puesto de trabajo.

El estudio contiene otros muchos indicadores con resultados favorables al proceso formativo. Mas no se deben ocultar otros que no lo son tanto como el grado de influencia sobre la trayectoria empresarial que sólo obtiene en torno al 40 % de opiniones favorables. O los referentes a mantenimiento del empleo o encontrar un empleo nuevo, aunque en el análisis de estos datos conviene tener como referencia el periodo encuestado, en plena crisis económica.

No obstante, el estudio es notablemente autocrítico, como corresponde a toda investigación honesta. La honestidad que le falta a un artículo que cimenta un titular sobre un único dato de un estudio tan exhaustivo como el que nos ocupa.

Tampoco cita El Mundo una de las conclusiones del informe -realmente no cita ninguna- que expresa que "Hay formación especializada que, por cuestiones organizativas o técnicas, no puede ser cubierta con los módulos aplicables [según la normativa vigente]". A lo que algunas administraciones autonómicas como el Gobierno de Extremadura, en su ámbito de competencia, han respondido reduciendo aún más esos módulos (en cerca de un 40%) con el único objetivo de formar a más trabajadores, es decir, de inflar las estadísticas a costa de una formación de menor especialización y peor calidad.

Sigo citando el Código Deontológico, que en su artículo 8 expresa que: “…el periodismo se realice con veracidad en las noticias y honestidad en las opiniones sin injerencias exteriores, tanto de los poderes públicos como de los sectores privados.”; y prosigue en el 29: “En las necesarias relaciones que en el ejercicio del periodismo se mantengan con los poderes públicos o con los sectores económicos, se evitará llegar a una connivencia tal que pueda repercutir en la independencia y la imparcialidad del periodismo.

Hay intereses expresados con mucha claridad en contra de la Fundación Tripartita de los que ya nos hemos ocupado en este blog, eso suponiendo que no se trate de predisponer a la opinión pública para que una medida drástica sea recibida con agrado, pues ya añade el artículo que “el Gobierno está dispuesto a revisar el funcionamiento y la propia existencia de la Fundación Tripartita”.

Bienvenida sería la revisión del sistema: ya lo apunta el propio estudio en sus conclusiones; pero la desaparición de una estructura profesionalizada y construida con fondos públicos sería otro dispendio más de una lista que ya es demasiado larga.

Y una cita más del Código Deontológico: artículo 31, “Dada la complejidad del proceso informativo, basado cada vez más en la utilización de nuevas tecnologías, la rapidez y la síntesis, se debe exigir a los periodistas una formación profesional adecuada.” Formación, recuerden, formación, al menos en ética y en análisis de datos.

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