martes, 5 de noviembre de 2013

Caiga quien caiga


Escribo rápido, será un artículo breve. No quiero que las noticias me lo estropeen. Los datos de empleo -o del paro- se publicarán pronto. Pero no es el empleo sino las actitudes las que motivan estas líneas.

Las redes sociales son un magnífico escaparate de actitudes: en ellas todos opinamos, deseamos, expresamos. Y expresando dejamos intuir incluso lo que no queríamos expresar. Así es la comunicación: apasionante y, a veces, traicionera.

Ayer y hoy se cuentan por decenas los post en las redes sociales que vaticinan o dejan entrever un resultado negativo de los datos de empleo y lo hacen con un soterrado pero demasiado evidente triunfalismo: un dato negativo en el empleo es negativo, se mire como se mire, y un dato positivo es positivo. Es cierto que tales resultados hay que interpretarlos en términos de calidad del empleo, de tendencias, explorar causas y consecuencias, comparar datos de empleo con datos de afiliación a la Seguridad Social y obtener todo tipo de conclusiones.

No comparto las políticas económica ni laboral de este Gobierno, sobre ello he escrito y sin rubor lo manifiesto. Pero no puedo dejar de sorprenderme, más bien de indignarme, cuando desde las alturas de un empleo estable algunos muestran con mayor o menor expresividad su alborozo ante el posible mal dato de empleo.

Solo alcanzo a imaginar dos explicaciones: o bien ansían el cataclismo final para poder hacer sus políticas, caiga quien caiga en el camino; o bien han perdido el norte y cualquier fracaso del contrario es bienvenido, caiga quien caiga en el camino. Porque el norte de un político -en una democracia- o de un sindicalista, sea cual sea su ideología, es el bienestar de los ciudadanos. Aunque bien sabemos que alcanzadas algunas latitudes del poder las brújulas tienden a marcar datos erróneos.

Quien desde las alturas de un empleo estable, en estos tiempos, muestre tan solo un atisbo de satisfacción ante un posible mal dato de empleo tiene una grave ausencia de empatía con los verdaderos protagonistas del dato: los desempleados.

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